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Música nórdica, Vol. 2

25 febrero, 2013

En la segunda entrega de mis “apuntes” dedicados a los compositores nórdicos comentaré brevemente los detalles de la Segunda Sinfonía de Jean Sibelius y un movimiento de “Peer Gynt” de Edward Grieg.

La segunda Sinfonía del compositor romántico probablemente más longevo (murió en 1957 a la increíble edad de 93 años, cuando por aquella época la esperanza de vida era apenas unos 70) es una de sus sinfonías más populares, divulgadas e interpretadas. La toqué por primera vez hace ya mas de treinta años, con la Orquesta Filarmónica de Zagreb, y desde entonces, periódicamente con casi todas las orquestas cuyo miembro fui.

Lo que me llama la atención desde el punto de vista de interprete, es la independencia que Sibelius otorga a la linea de contrabajo: mientras que Beethoven se atreve a separar contrabajos de los chelos en su última sinfonía, Brahms, Mendellsohn o Chaikovsky lo hacen tímida y puntualmente, finalmente Dvorak (en su sinfonía del Nuevo Mundo) lo hace con mas énfasis. Sin embargo, en ninguno de sus ilustres predecesores o, en el caso de Dvorak, contemporáneos (Dvorak nació 24 años antes que Sibelius) encuentro los ejemplos tan abundantes de separación de la linea de contrabajos de la de los chelos, dándoles a los bajos, además, una importancia y un protagonismo notables.

En el primer movimiento ya nos encontramos con un motivo cuya responsabilidad recae exclusivamente sobre los contrabajos, letra “I”:

Sibelius 1Luego, nos honra con la apertura del segundo movimiento:

Sibelius 2

el pasaje de “soli” que, por cierto, debe tomarse muy en serio, pues el ajuste de afinación de una sección de contrabajos al unisono suele resultar a menudo muy delicada. Además de conseguir precisión del ataque, fraseo y dinámicas.

Otro ejemplo donde los contrabajos nos quedamos completamente “al descubierto”, es la breve intervención en la letra “D”, una llamada de contrabajos “soli”, de nuevo, después de la segunda escala ascendente de Fa-sostenido mayor, con un decrescendo, que muchos directores, entre ellos un formidable Joseph Swensen, quien dirigió el concierto al que me refiero, lo ignoran (con buen criterio), para que la llegada a nuestro solo no sea tímida y falta de convicción:

Sibelius 3

Terminaré con un pasaje (aparentemente) sencillo, asequible, “pan comido”. Se trata del segundo movimiento de “Peer Gynt” del noruego Edward Grieg, titulado “Ases Tod”  (“La muerte de Ase”). Un conmovedor y emotivo adiós a Ase, la madre de Peer Gynt en el relato de Ibsen, magistralmente traducido al lenguaje musical por parte de Grieg:

Grieg, Peer Gynt, Suite nº1, op.46

Una muestra como un pasaje técnicamente sencillo puede, sin embargo, ofrecer todo un abanico de las posibilidades en cuanto a expresividad, contrastes, colores, imaginación sugerente…

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